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Al terminar los procesos de transición o democratización en América Latina, los países se vieron enfrentados no sólo a superar los enclaves autoritarios heredados sino las profundas transformaciones generadas por los procesos de globalización, las mismas dictaduras y las reformas neoliberales y las situaciones de pobreza y sobre todo de desigualdad, así como el surgimiento de nuevos actores propios de estos cambios y de las propias democratizaciones políticas. Una nueva problemática histórico estructural aparecía copando la agenda política y ella puede ser formulada como la búsqueda en democracia de nuevas relaciones entre Estado y sociedad que apuntaran a la igualdad. Desde perspectivas muy distintas ella fue abordada por CEPAL como transformación productiva con equidad y sustentabilidad y como cohesión social e igualdad, por el PNUD en términos de Desarrollo Humano o de Democracia de Ciudadanos superando la democracia electoral. En términos de movimientos sociales la primera expresión de esta nueva problemática fue el movimiento de Chiapas en 19941. En el campo político esta nueva problemática se expresó en los proyectos de los gobiernos de izquierda de los 2000 en varios países y mucho de los cuales pasaron por procesos de Asambleas Constituyentes que dieron origen al llamado nuevo constitucionalismo latinoamericano
